sábado, 26 de julio de 2008

PEREGRINACIÓN A TIERRA SANTA (2). VIAJE

¡Qué alegría cuando me dijeron:
"vamos a la casa del Señor"!

Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén!
Salmo 121

Así que ahí nos tienes, Señor, transportados fraternalmente por Omar, Loli y Adrián hasta las mismísima panza de esa ballena nocturna que era el Bus comunitario. Nuestros parientes más cercanos dejándonos justo ante el inicio del camino. En dos minutos se precipitó la despedida de unos y el saludo a otros. Pequeñas familias se entrecruzaban abrazos y bromas a unas horas desacostumbradas ya para casi todos. Solo los más jóvenes, los hijos de Sole: María Eugenia y Javi se movían con naturalidad en ese tiempo de copas y movida.
Antonio despedía a Inma, su esposa. Él me explicaba sus razones para no ir... de modo que una experiencia tan radical iba a tener que ser vivida por ella sola. Además solo la acompañaba Carmen de entre los muchos hermanos de Lucena. En ellas recaerá la misión de anunciar en su pueblo las vivencias de la peregrinación. Simón y Pilar, en cambio, y Julio y Paqui iban a ser más afortunados. En parejas y además con su grupo de Posadas casi completo. También hay otras parejas matrimoniales de mayor solera: Enrique y Carmen, Francisco e Isabel, Manolo y Leo, de nuestra comunidad de Córdoba y otros matrimonios que iremos conociendo poco a poco, vienen de Cerro Muriano, junto con el joven sacerdote José-Antonio. También nos presentan a los amigos de Juan, Bernardo y Pepe, que vienen de Cádiz y de Jaén. Sole con sus hijos y nosotros con los nuestros somos los que le damos un ambiente más familiar y juvenil a los asientos del Bus. Pero hay más parientes y amigos que, aunque no están integrados en ningún grupo, está dispuestos a ir en el marco del ambiente "Con Vosotros Está" Pepi, Mateo, Carmen y otros nombres que se me amontonan... También están Paqui y Sara, de Encinas Reales, y Mari y Loli de Villa del Río... y, claro, Tere, Alfonsita, Carmen y Paco Molina de la comunidad matriz.
Somos una comunidad en camino, impulsada por el anhelo de vivir una experiencia comunitaria de fe y vida. Vamos a acercarnos a los orígenes de nuestra fe, con nuestro padre Abraham. Queremos palpar, ver y oír al Verbo encarnado, la Palabra hecha hombre, que acampó entre nosotros y que está "con nosotros hasta el fin del mundo". Deseamos pisar sus paisajes, mirar las mismas nubes pasajeras reflejadas en las aguas del lago, vislumbrar su realidad humano-divina por Nazaret y Cafarnaúm, por Tabor y Gólgota. No vamos a título personal, ni como un privilegio de gente con dinero que va porque puede y quiere, sino como enviados por los demás componentes de nuestras comunidades, que nos sostienen con su oración y empuje. Nosotros somos el resultados de otros que creyeron antes y que nos lo contaron, que quizá pudieron ser peregrinos y eso les impulsó a la misión... "Lo que nuestros ojos vieron, nuestros oídos oyeron, nuestras manos palparon"... queremos ser de esos "pocos pescadores y otros cuantos soñadores hasta el último confín". Queremos transmitir y contagiar la fe en Jesús de Nazaret, Cristo Mesías, Salvador, Hijo de Dios, el Señor.
Pero también vamos acompañados por María de Nazaret, de Belén, de Jerusalén, que fue desde su Anunciación -María de la Encarnación, como mi abuela paterna- hasta Pentecostés -María Madre de la Iglesia-, pasando por la Cruz -Señora de los Dolores, Virgen de las Angustias, Señora de la Piedad- y quedando como María del Carmen, en Monte Carmelo. Y otras advocaciones: Visitación, Tránsito, Asunción... cada cosa en el lugar que fue. Si es que impresiona nada más pensarlo... ¿Seremos capaces de verdad en vislumbrar todo esto? ¿O se quedará en una ruta turística agotadora?
En medio de esas ensoñaciones, dando cabezadas y cabezazos, transcurrió el viaje en la ballena Bus. Entramos como personas educadas y salimos de su "vientre" como vomitados por las posturas más incómodas posibles buscando el acomodo imposible. Una buena colección de arrugados y despeinados con el tono de la cara de un cuadro de El Greco. Empezar un viaje agotados puede tener un punto de penitencia, y allí estábamos nosotros, haciendo de cuando en cuando las pausas reglamentarias en medio de la nada, en algún punto entre Córdoba y Barajas.
Ahora comprendo de otra manera el canto "Alegre la mañana". Es alegre porque se acaba la noche inaguantable, insufrible, pero aguantada y sufrida minuto a minuto. Es alegre porque se ven los accesos a Madrid Aeropuerto y eso nos pone cada vez más cerca de Israel. "Alegre la mañana que nos habla de Ti. La luz resucitada y resucitadora..."
La luz y un café cargado, cargados de maletas y esperando a nuevos miembros de la peregrinación: Vitoti y compañía, que estaban en Madrid, y los franciscanos Jesús y Pedro, que será nuestro guía. La oración del Bus fue interrumpida, y esto iba a ser una señal de que no siempre iba a ser fácil concordar lo espiritual con los esquemas del viaje. Cada uno tendría que intentar cumplir por su cuenta y a su modo la dimensión orante. Yo, por ejemplo, terminé las lecturas tomando el desayuno y antes de que pudiéramos embarcar.
La T-4 es todo un cosmos. Los filtros de seguridad nos convierten a todos en presuntos terroristas. Las botellas de agua antes de aduana pueden ser inflamables. Hay un enorme cementerio de plástico acuoso antes de las cintas de seguridad. Alguien podría hecer un negocio comprando esas botellas medio bebidas de agua mineral natural y aprovechar primero el agua y después el plástico. Se podría regar la jardinería del aeropuerto y con el PVC envolver las maletas. Aunque quizá sea eso mismo lo que ya hagan. Después de controles y tras proteger el equipaje con múltiples líos de film (nadie regala, por peligrosa, una navaja para rasgarlo al llegar, qué desesperación), los peregrinos emprendemos un viaje en tren, escaleras, ascensores, larguísimos pasillos de diseño, cada uno sigue al que va delante y nadie conoce si el primero sabe adónde vamos... todo para llegar a nuevos controles de aduana y, finalmente, al punto de partida. Aún no acabamos de empezar, pero para las diez de la mañana cada uno se ha convertido en habitante forzoso de un mundo en tránsito. La guitarrilla Washburn Rover es un buen instrumento para devolver al espacio espiritual el alma. No importa que no todos los pasajeros del avión sean peregrinos. Mientras esperamos a que nos dejen entrar, las cuerdas metálicas van poniendo sus acordes como colchón frente al desasosiego. Me agarro a las estrofas de mi última canción, que, como me suele ocurrir, es la que mejor me sé y me la voy cantando para dentro, y así toda la prisa y estrés de la T-4 van subiendo hacia el techo como dulce ofrenda de la mañana...
...
Dices que soy dulce huésped del alma, pero nunca me invitas;
... dices que soy quien te seduce, mas prefieres otras citas...
"Ven", dime solo "ven", solo dime "ven, Santo Espíritu"...

Iberia. Sin comentarios, unas cinco horas. Acumula retraso. Ni hablar de la comida. Simpáticos los patucos. Primer vuelo para los niños. Tras las iniciales emociones de despegue, nubes y azul, el portátil empieza a funcionar. La clase turista y sus colas para el retrete. Un colapso por el estrecho pasillo. Mi vecino de asiento derecho duerme desde el despegue hasta el almuerzo y desde el almuerzo hasta el aterrizaje. Parece judío. Muchos van a pasar el verano, repasan sus raíces y luego regresan a una Europa sin demasiados conflictos. No desean Israel para vivir, está bien como símbolo. Además el servicio militar es casi de por vida y el riesgo es cierto.
Hemos cambiado una hora al día y llegamos a la hora de la siesta. De nuevo el mundo-en-tránsito-controles-aduanas-filtros-sellos... ay, que retienen a Juan porque en su pasaporte pone que alguna vez ha estado en Túnez, y eso le hace peligroso. ¿Nombre de tus abuelos? ¿A qué vienes? La cinta transportadora va trayendo las maletas momificadas en plástico de botella de agua reciclada. Juan no viene. La recepción de InterPax, empresa que organiza la peregrinación, intenta tranquilizarnos. Alguien quiere hacer compañía al probable "delincuente" tunecino, de marcados rasgos africanos (rubio y más bien blanquete). Acumulamos retraso. Tierra Santa muestra su "afabilidad" desde el principio. El trozo del planeta con más conflictos por metro cuadro y por año-luz, el lugar del pueblo elegido -que supo rechazar a todos y cada uno de sus profetas- vuelve a poner trabas a otro Juan. Aunque gracias a Dios, la agente no se llamaba Salomé, y lo único que mandó cortar fue el tiempo que hubiésemos necesitado para llegar a Jafa y celebrar la eucaristía del domingo de San Pedro, en el mismo lugar que san Pedro tuvo la visión que abrió el Evangelio fuera del judaísmo.
Así pues, conseguimos salir completos del aeropuerto de Tel Aviv y, calorazo playero, humedad insoportable y conocimos a nuestro chófer Omar y a su hijo Hamud. Pedro, el franciscano, tomó las riendas de la peregrinación y el micrófono del Bus. "En Israel te dan un mapa verde de peregrino y una gorra amarilla y con eso hay que volver. Es muy peligroso perderlos. Esas dos cosas, más otro objeto que nos dará el Custodio Franciscano en Jerusalén. Nuestra seguridad de regresar sin problemas anda en juego".
Vamos mal de horario. De Tel Aviv a Jafa hay poca distancia, pero ya es tarde. Llegamos como a las seis, solo se puede escuchar misa en polaco. Dios mío, nada más llegar, las contrariedades del país, el calor, la sensación de que todo va a seguir mal. Pedro el guía propone que el que no haya celebrado la misa del domingo que la siga como pueda en polaco. A los demás les enseñará Jafa. Llevamos sin dormir más de no sé cuántas horas. No hay hotel, no hay ducha, no hay descanso, no hay misa comprensible, no hay oración al llegar. ¿Es esta la peregrinación que tú quieres, Señor? Debemos decidir qué hacer, miro a los niños... ¿en polaco la misa? Mejor visitamos el pueblo a ver si se les pasa el mal humor acumulado. Afortunadamente dio tiempo a juntar la breve visita, la lectura de los pasajes bíblicos y parte de la eucaristía con la comunión. Tuve que determinar que era preferible eso, equilibrando lo ideal con lo posible, teniendo en cuenta sus edades. Aún así reclamamos si se podía hacer la misa comunitaria en el hotel y Pedro nos consoló abriendo la posiblidad, de quizá antes de la cena... Luego se demostraría que más bien era por engatusarnos, porque de Jafa al hotel había unas dos horas y media de autobus -y no media hora, como afirmó al principio para que no acabáramos quemados antes de empezar-.



Jafa: san Pedro evangelizó esta ciudad. Se cuenta en Hechos 9 y 10. Aquí resucitó a una niña llamada Tabita (es decir, Gacela) -por cierto, que los niños llamarían a fray Pedro con el mote de "Gacela Thompson", porque nos llevaba corriendo a todas partes-. También se cuenta en los Hechos que en una de las azoteas del pueblo, Pedro tuvo la visión de la invitación a comer animales impuros para los judíos. En seguida recibiría la visita de los enviados de Cornelio. Todo ello abrió la misión hacia los paganos. Así que, de algún modo, allí estábamos nosotros de regreso en el mismo lugar en que el Evangelio y la Iglesia salió para Europa.
Sobre la casa que bien pudo ser la de aquella azotea se levanta hoy la iglesia de san Pedro. Es el único templo de ladrillo que vamos a encontrar en toda Tierra Santa. Esto es así porque fue levantada por el pueblo español, con diseño más bien levantino. El panorama es amplio: la costa, estamos al otro extremo de nuestro Mediterráneo, paseo marítimo, hoteles, Tel Aviv, la capital nominal de Israel, que ha absorbido a Jafa como barrio árabe. Callejeamos entre las casa "de los artistas", diseñadas con estilo turco; unas azoteas se asoman a otras casas, así desde la ladera, bajando muy en pendiente hasta el mar. Azoteas sobre azoteas, y el sueño del pescador Simón Pedro, que tiene que dejar de ser finalmente judío para profundizar en el cristianismo, oferta universal para todos los seres humanos, pues no hay nada impuro que entre en la boca, sino lo que sale del corazón. Y la iglesia-convento, tan española, llena de santos españoles, visitada por españoles que aún seguimos creyendo. A este puerto de Jafa llegaron por siglos los peregrinos, con viajes mucho más pesados que el nuestro, con muchos más peligros, y más costosos. ¿Sería capaz ahora España de financiar una iglesia así?
La católica España de antaño hoy rinde culto a religiones light, a laicismo vacío, al gran consumo. Zapatero no es la causa, es el efecto. Y nuestra iglesia de España, ¿no deberíamos ser más coherentes? Cuántos católicos no confunden el Evangelio con la moralidad tradicional y los valores de las bienaventuranzas con las rentas del neoliberalismo.
En Jafa se embarcó Jonás para escapar a Tarsis (España): Libro de Jonás 1, 1-16. Pero le tragó la ballena y él tuvo que afrontar su misión de predicar la conversión. Quizá ese sea nuestro mismo trabajo. Anunciar a Jesucristo y animar a una conversión a nuestros paisanos.
Pero de hecho, aquí y ahora, en Israel, me preocupaba sobre todo atender a mis hijos Gabriel y Santiago. A ellos les atrajo una estatua de Napoleón, que conmemora su estancia por estos lugares, y un gato callejero, cuya foto conservamos como recuerdo, porque nos traía a la memoria a nuestras gatitas Lula y Pepa, que quedaron en Sevilla al cuidado de Sergio. Cristianos en Jafa: unos cien, y así en otros sitios. Somos la minoría en un país dividido.
En el viaje de Jafa hasta Tiberíades, de "media hora" según Pedro, intenté sostener el ánimo de mis compañeros con la pequeña Rover, de nuevo la música buscando construir un edificio de oración de la tarde. Se trataba de recorrer casi todo el país de abajo arriba y en diagonal de izquierda a derecha, desde la llanura costera hasta el altiplano occidental. Primera visión desde la carretera y entre cada vez más oscuridad, de Samaría y Galilea. Caminos que Jesús tuvo que patear metro a metro, caminando con sus discípulos. Nosotros, también sus discípulos, los recorremos sentados en el bus de Omar. Yo de pie y rodilla en el asiento, cantando lo que se va sugiriendo entre unos y otros. A lo lejos pueblos que solo son luces en las colinas. "Una ciudad encendida no se puede ocultar, brille así vuestra luz en las tinieblas". De vez en cuando, el muro. Kilómetros de muro de 9 metros que separa palestinos y judíos. Torretas de control. Samaría. Galilea. Enemigos de siempre. Muros de piedra, muros de religión, muros de política, muros de etnias. Fronteras del alma, de la mente y del corazón. Los peregrinos ¿ilusos? queremos vencer todo esto cantando "oh ay que nacer del agua, oh hay que nacer del Espíritu de Dios". Sí, hay que nacer de nuevo, cada día, cada ser humano para no llevar cuentas del mal. Solo Jesús salva.
¿Y Pedro, el guía franciscano, empezará a guiarnos espiritualmente o solo se mantendrá en lo turístico? Quizá está acostumbrado a otros grupos de peregrinos, con menos ansias de profundizar. De momento nos va dando indicaciones geográficas e históricas, detalles que su privilegiada memoria habrá desgranado muchas veces. Es un hombre amable y simpático, con profundas raíces en Tierra Santa y también en Andalucía, aunque no es natural de una ni de otra. Ha pasado el día de su santo con nosotros y será la voz de nuestro peregrinar. El brillo de su calva radical nos guiará por los santos lugares. Su orden franciscana es la custodia de Tierra Santa. San Francisco logró más del Sultán que las sucesivas cruzadas. Quiero ser oh Señor instrumento de tu paz. Donde haya odio, pongo yo el amor, donde haya duda, ponga fe, donde haya desesperación, esperanza... Fray Pedro nos señala la ansiada meta, la ciudad de Tiberíades, donde está nuestro hotel.
Sabrosa cena con deje oriental de especias. Lucha con el famoso embalaje de plástico...Y después nos será concedido un inesperado "salvoconducto" para los días en Israel... La selección española gana la Eurocopa. Vemos el partido televisado en israelí, van con nosotros, les alegra nuestra victoria. Los peregrinos somos todos forofos por un rato, resulta divertido ver al padre Jose Antonio alzando los brazos como Moises en las batallas para sostener los ataques de la Roja. Esa victoria frente a Alemania nos regalará muchas sonrisas en todas partes. Futbol, Real Madrid, Raúl... son palabras que se repetirán dia tras día. Ellos sí que anuncian lo que viven.
Y por fin una cama tras dos días sin pillar una.

Somos peregrinos
que andando van...

Desiertos sin camino
para cruzar,
aceras sin destino
por la ciudad.

Más Tú, Señor, nos sales
al encuentro
en un camino que nace
desde dentro
y que va hasta el centro
de tu Corazón,
y que va hasta el centro
de tu Corazón.

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