SE
PARECE AL CIELO (ERMITA DE DESAMPARADOS)
(1)
Se
parece al Cielo
de
suave luz.
Santos
del Carmelo
bajan
de la Cruz.
Suben
a la ermita
de
Desamparados.
Jesucristo
invita:
todos
invitados.
En
sencilla mesa,
platos
sin mantel.
El
amor no pesa,
es
licor de miel.
Cena
que recrea,
vino
que enamora,
fecunda
la idea
silencio
que adora.
Charlan
las estrellas
en
constelación
sobre
cosas bellas
de
la Creación.
En
la noche oscura,
luna
en las montañas.
Luz
de Virgen pura
llena
las entrañas,
Ave María,
Padre Nuestro,
Gloria a Dios.
(2)
Se
parece al Cielo
derramando
al mar
del
Monte Carmelo
lluvia
y santidad.
“Ave
Maris Stella”
con
fulgor avisa
que
Dios se revela
en
fragante brisa.
Como
niño en brazos
sueña
el corazón
que
le amarran lazos
de
divina unión.
Suben
los profetas,
santos
fundadores,
místicos,
poetas
y
hasta soñadores…
Los
hermanos hallan
Dios
en soledad
y
de amor estallan
en
fraternidad.
Al
caer la tarde,
toman
la linterna,
prenden
fuego que arde
con
la llama eterna.
Ave María,
Padre Nuestro,
Gloria a Dios.
(3)
Se
parece al Cielo:
entre
sol y sal,
entre
paz y celo,
ermita
de cal.
Casa
de acogida
de
quien llega hambriento.
De
santa comida
sobra
el alimento.
Grita
negro grillo
crística
oración,
zumba
el farolillo
en
contemplación.
Cauta
lagartija
reza
en las paredes,
y
la araña fija
éxtasis
en redes.
Es
tertulia larga
en
recreación,
que
alivia la carga
y
eleva oración.
Sotos
y espesuras,
cielo
alucinado.
Cantan las criaturas
gracias
del Amado.
Ave María,
Padre Nuestro,
Gloria a Dios.
(4)
Se
parece al Cielo
de
extasiada luz.
Santos
del anhelo
vienen
con su cruz.
Llegan
a la ermita
de
Desamparados
y
la depositan
con
la del Amado.
Canta
Teresita
su
“Vivir de amor”,
luego
Juan recita
con
el verso en flor.
La
guitarra suena
música
callada
en
la noche amena
de
alma iluminada.
La
madre Teresa
trata
de amistad
e
Isabel confiesa
Santa
Trinidad.
Tras horas repletas
de
santa virtud
oran
las completas
de
la plenitud.
Ave María,
Padre Nuestro,
Gloria a Dios.
(5
y fin)
Se
parece al Cielo
de
anhelada luz.
Santos
de este suelo
pasan
por la cruz
y
entran en la ermita
de
Desamparados.
Jesucristo
invita:
TODOS
INVITADOS.
En
Sevilla, 5/10 de agosto de 2018.
Sobre
la ermita de Desamparados del Desierto de las Palmas (Benicassim-Castellón),
arrimada
al Monasterio de la Transverberación de Santa Teresa de Jesús de los carmelitas
descalzos y al Centro de Espiritualidad.
Recordando
a Belén (+), Ángel, Fina, Ana, Marta, Nuria, Paqui y JM,
que
hicimos promesa fraternal junto al padre Eduardo, ocd
el
7 de agosto de 2012.
Y
teniendo en el corazón también a nuestros niños alrededor,
y
a Enric, Lola, Rosa, María, al padre Nacho ocd…
y
todos cuantos disfrutamos en recreación y oración,
y
a tantos otros buscadores de Dios que antes que nosotros aquí oraron,
en
soledad o en compañía,
inspirándose
para grandes tareas apostólicas,
así
como los aún que oran hallando paz y alivio al dolor cotidiano,
y
los que siempre orarán en este lugar
con
anhelo de cielo, determinación de monte y horizonte de mar.
1 comentario:
Querido José Manuel, hermano en el Carmelo Teresiano y en el caminar por estos montes y valles del Desierto de Las Palmas...
Has resumido muy bella y poéticamente dos siglos de historia (abierta al futuro) que tiene la Ermita de Ntra. Sra. de los Desamparados -patrona de la ciudad de Valencia-: un grato recuerdo familiar de muchos que han orado en esas dos centurias, compartiendo algo de nosotros que oramos y allí nos hemos encontrado periódicamente en este último lustro, e invitación a otros que orarán en el futuro y que harán, seguramente, maravillas...
Memoria de encuentros en este pedacito de cielo de aquellos que lo ansiaban (uno ilustre fue el fundador de las Oblatas del Santísimo Redentor, monseñor dom José María Benito Serra, O.S.B., obispo de Daulia, que aquí, en esta Ermita, a finales del siglo XIX -convertida por entonces en hospedería de mujeres, salvaguardando la clausura conventual-, se encontró por última vez en la tierra con la fundadora de dichas religiosas, la madre Antonia Mª de Oviedo y Schönthal).
Muchos nos han precedido y nosotros, en el futuro, habremos precedido a los que hoy aún no conocemos. Esta es la historia que Dios va haciendo en el corazón de las personas: la historia espiritual oculta, esa microhistoria que acaece desde hace siglos y sigue ocurriendo en las Ermitas del Desierto de Las Palmas, y que huye de las crónicas (apenas tenemos datos de ellas) como si lo importante fuera el presente y el futuro (y la memoria que en el futuro se podría hacer de ella) no fuera tan importante, porque se deja en manos de Aquél que bien sabe y bien nos quiere...
Gracias por tus versos y por tu música; gracias por tu presencia, por tu estar y tu compartir; por tu vida, tu familia y por tu hacer; por tu ser, tu promesa y tu fraternidad...
Unidos, caminantes, damos gracias por lo vivido y, contentos, nos volvemos a ver en la Ermita de los Desamparados, cuando Dios quiera (o la Virgen, titular de la ermita, nos vuelva a unir de modo tan curioso como le sacó el primer milagro a Jesús: "No tienen vino". ¡Bien sabía ella!...)
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