lunes, 22 de noviembre de 2021

Prado Paraíso (Gonzalo de Berceo)



Prado Paraíso

Gonzalo de Berceo: Los milagros de Nuestra Señora (selección del prólogo a la obra) / Adaptación y música: José Manuel Montesinos


Amigos y vasallos de Dios omnipotente,

si hicierais el favor de oírme atentamente,

querría yo contaros un hecho muy inocente:

al cabo lo tendréis por bueno ciertamente.


Yo, maestro Gonzalo de Berceo nombrado,

yendo de romería, llegué cerca de un prado,

verde y bien crecido, de flores bien poblado,

lugar apetecible para el hombre cansado.


Daban olor supremo las flores bien olientes;

refrescaban al hombre las carnes y las mentes,

manando en cada canto, fuentes claras corrientes,

en verano bien frías, en invierno calientes. 


Había allí abundancia de árboles frutales,

higueras y granados, manzanos y perales,

y muchas otras frutas diversas a raudales,

ni agrias ni podridas, jugosas y sin males. 


La verdura del prado, el olor de las flores, 

las sombras de los árboles de tempranos sabores

me refrescaron todo y perdí los sudores;

vivir podría un hombre con aquellos olores.


Nunca encontré en el mundo lugar tan delicioso,

ni sombra tan amena, ni aroma tan sabroso;

me quité algo de ropa, por yacer más gustoso, 

y reposé a la sombra del árbol más hermoso.


* * *





Señores y amigos, lo que dicho tenemos

palabra es oscura, exponerla queremos:

quitemos la corteza, y en el meollo entremos,

prendamos lo de dentro, lo de fuera dejemos.


Todos cuantos vivimos, que con los pies andamos,

y aunque en una prisión o en el lecho yagamos,

todos somos romeros que el camino pasamos,

San Pedro lo dice esto, por él os lo probamos.


Mientras aquí vivimos en lo ajeno moramos;

la estancia perdurable arriba la esperamos;

y nuestra romería entonces la acabamos,

cuando hacia el Paraíso las almas enviamos.


En esta romería tenemos un buen prado

donde encuentra refugio el romero cansado:

la Virgen Gloriosa, madre del Bien Criado,

del cual otro ninguno igual no fue hallado.


La sombra de los árboles, buena, dulce y umbría,

en quien encuentra amparo toda la romería,

sí son las oraciones que hace Santa María

que por los pecadores ruega noche y día.


Los árboles que ofrecen sombra dulce y donosa

son los santos milagros que hace la Gloriosa,

que son mucho más dulces que azúcar muy sabrosa,

la que dan al enfermo con dolencia rabiosa.


* * *




Cuantos son en el mundo, justos y pecadores,

coronados y legos, reyes y emperadores,

allí corremos todos, vasallos y señores,

todos bajo su sombra vamos a por las flores.


Ella es la vid, es uva, almendra, y granada,

que de granos de gracia está toda colmada,

oliva, cedro, bálsamo, palma bien levantada,

pértiga en la que estuvo la serpiente alzada.





Quiero en estos árboles un ratillo subir

y de tantos milagros algunos escribir;

la Gloriosa me guíe que lo pueda cumplir,

pues no me atrevería solo en ello a venir.


Tendrélo por milagro que lo hace la Gloriosa

si guiarme quisiera a mí en esta cosa;

Madre, llena de gracia, oh reina poderosa,

guíame tú en ello, pues eres piadosa.






No hay comentarios: