Playa de Valdelagrana,
viernes 24 de abril
Hoy vino a verme
una ofuscación,
entre el cruasán y el café,
llegó con su relleno
de amarga hiel.
Subió desde el fondo
de un pasado más vivo que ayer,
de lo que pudo haber sido y no fue,
de lo que fue y nunca debió ser.
Pequeños desajustes
fáciles de ver...
Alguna humillación antigua
de difícil digestión,
palabras de más y menos
igualándose en rencor...
En fin, de golpe,
como un ataque de tos,
hoy vino a verme
esta ofuscación.
¿Qué tengo que ver
yo conmigo
con mi yo de anteayer?
Vete ya pena vieja
que no me dejas ser...
Liviano como pluma,
flotando como la blanca espuma
sobre las olas en vaivén.
Volando como cometa al viento
que se sujeta por el tiento
de una mano fiel.
Prendido al hilo del presente,
sostenido en el instante de la mente,
sin edad...
Y que toda mi alma en la brisa
de Dios se sostuviera, limpia, lisa...
Por siempre, cada hora,
aquí y ahora,
hasta la eternidad.
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