domingo, 2 de diciembre de 2007

GRANDES RELATOS: COMENTARIO Y APLICACIONES PASTORALES

Esta canción es una decidida y original manera de salir a la misión y a la evangelización. Es una canto “épico” y aventurero, cargado de referencias literarias o cinematográficas o de video-juegos. Lo cantan con gusto todas las edades. Puede funcionar como canto de envío y canto-catequesis. Sería para fuera de la celebración litúrgica, o si acaso, sólo en celebraciones de talante juvenil.
El mundo contemporáneo se mueve por el impacto de los grandes best-sellers y de las grandes producciones, Tanto los niños, como los jóvenes o los adultos leen o ven esos grandes relatos, pero raramente los relacionan con la experiencia de fe y con la gran aventura de Jesús, Pablo o los misioneros actuales. La idea es mezclar todo eso en un divertido canto, pero que, si se para uno a analizarlo, comprueba la dimensión de hermoso riesgo y aventura que tiene el Evangelio.
De la comparación entre cada uno de estos grandes textos literarios, cargados de valores humanistas, y el Evangelio, surge una especie de retrato robot del tipo de héroes que va buscando el cristianismo del s. XXI:
· El Señor de los Anillos de Tolkien es en el fondo un testimonio de amor y paz y un canto a la esperanza y a la función salvadora de la comunidad y de los humildes.
· El Quijote de Cervantes nos ofrece la visión de la búsqueda del bien, más allá de la racionalidad de la vida realista y aburrida; también destaca el diálogo del compañero de misión, del contrapunto que equilibra las misiones; y cómo no, del amor por un ideal (Dulcinea).
· La corte del Rey Arturo en sus distintas versiones plantea el heroísmo y la caballerosidad como servicio a los más débiles.
· Las Mil y una noches con Simbad y otros héroes nos abre a otras culturas y a la fantasía, a la imaginación a la hora de abordar la aventura; pero también es la relación entre verdad y ficción.
Todos estos hermosos valores se amplían a la luz del Evangelio: la paz verdadera, la verdad iluminadora, el amor-caridad, el servicio, la humildad, el sueño utópico del Reino de Dios… Sí, eso lo comenzaron unos pocos pescadores y unos cuantos soñadores. ¿Quién no va a querer apuntarse a una empresa tan heroica? Los jóvenes encontrarán el ardor necesario. Los adultos aún dejaremos la vida sedentaria y saldremos a los caminos.
El canto puede valer para la Eucaristía juvenil o infantil (Comunión, Acción de Gracias, Envío Final) y para oraciones comunitarias, no necesariamente juveniles.

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