miércoles, 31 de agosto de 2011

Un trovador en la JMJ, 5ª parte

Continuación

El Via Crucis o la Semana Santa española sucede en verano y Madrid

El cristiano católico venera las imágenes, no adora imágenes. Es un largo debate en el que concurren reiteradamente los protestantes y al que recurren insistentemente para acusarnos de que faltamos a los mandamientos que Moisés recogió en Sinaí… No adoraréis imágenes, no os hagáis un ídolo, o sea, un dios esculpido con forma de hombre o de mujer (Dt, 4, 16). El caso es que Madrid se ha llenado de imágenes de la Semana Santa española. Y nosotros veneramos esas imágenes porque representan escenas de la vida, pasión y muerte de Jesucristo. Desde el punto y hora en que ha habido una encarnación, podemos afirmar que quien ve a Cristo ve al Padre. El cristianismo “ve”, “mira”, “contempla”. La Encarnación del Verbo, del Hijo de Dios, de la Palabra de Dios, es la puerta que por donde entraron los cristianos del pasado, cuando aún no existían los protestantes, y decidieron hacer iconos, pinturas y esculturas representando a Jesús de Nazaret, el Cristo, el Hijo de Dios (Mc, 1,1). No es algo que caracterice a los católicos, sino algo que caracteriza a los cristianos desde el principio. Los protestantes y evangélicos y otros pequeños grupos de hermanos separados son los que renuncian a expresar devoción a través de representaciones artísticas. Santa Teresa propone la devoción a las imágenes como modo de alcanzar amor. San Juan de la Cruz, tras un vuelo de contemplación mística, dibujó una imagen de Cristo en la cruz desde una perspectiva insólita, desde arriba, en un contrapicado imposible para la imaginación artística del Renacimiento.

Llegar, a través de la imagen, al Amado. Esto, al menos, es la teoría. Luego a menudo hemos visto en nuestros pueblos y ciudades gente devota de SU Virgen o de SU Cristo y pelearse con los que tienen otra Virgen y otro Cristo. Pero aquí no parece el caso. De todos los puntos cardinales han confluido en el centro espiritual de la Iglesia Universal en estos días diversas advocaciones de toda España. Cada estación del Via Crucis tiene muestras de lo mejorcito del arte escultórico del pasado, y de la espiritualidad viva y fervorosa de los cofrades españoles. Ya he dicho que a mí personalmente no me interesa la llamada “Semana Santa” cofradiera. Pero reconozco el esfuerzo enorme que han hecho estas hermandades al venir a Madrid con sus tallas tan valiosas, en viajes largos y dificultosos. Y no puedo ignorar la devoción y el interés que despiertan. También sé que en Sevilla hubo varias cofradías que se negaron a participar. Quizá con un toque de elitismo, se creen demasiado el ombligo del mundo como para salir de sus procesiones de siempre y dejarse ver por otras calles ajenas a su cosmos tradicional. Ha habido peticiones por parte del Arzobispo de Sevilla que han sido rechazadas por los Hermanos Mayores de varias hermandades. Así había sido la cosa, como en conocida parábola, fueron invitados al banquete del Reino, pero tenían otros asuntos y otros respetos.

Pero las que vinieron, las que sí respondieron a la llamada, tienen la misma calidad artística que las otras y, por lo visto, mayor eclesialidad. Nombro algunas que aparecen en la guía del peregrino: La Última Cena de Salzillo, (1763) Murcia; Jesús Nazareno, el Cristo de Medinaceli, anónimo (s.XVII); Jesús de la Caída, de Mariano Benlliure, de Úbeda (Jaén); el Cirineo, anónimo, de León (s. XVII); La Crucifixión, de Ramón Álvarez, (1884) Zamora; nuestro (nuestro por haber estado junto a él tres días) Cristo de la Buena Muerte, de Francisco Palma Burgos, de la cofradía de Mena (Málaga), el que llevan los legionarios; el Descendimiento, de Cuenca; la Quinta Angustia, Jesús en brazos de su Madre, de Gregorio Fernández, 1625, de Valladolid, y también de Gregorio Fernández, pero de la Catedral de Segovia, Jesús en el sepulcro. El final del Via Crucis añade la soledad de la Virgen, con la Virgen de Regla, de Sevilla, único paso entre los presentes realizado por una mujer, la Roldana, en el siglo XVII.

Junto al apoyo imaginero, el Via Crucis ha tenido el apoyo de las palabras orantes. Hemos acompañado a Cristo por sus pasos, guiados por la oración de las Hermanitas de la Cruz. Ellas son las que han escrito las meditaciones de cada estación. Es un texto que merece la pena recuperar en cualquier vía crucis que realicemos en nuestras comunidades y grupos. La sensibilidad de estas religiosas, acostumbradas a la cruz, tanto en la oración como en la acción caritativa, es un precioso referente que nos puede conducir a profundizar tanto en la cruz de Jesús como en las cruces que se viven hoy día. Este ha sido otro regalo de la JMJ para los cristianos.

Otro signo, plástico, visual, televisivo incluso, es que la cruz ha sido llevada, entre estación y estación, por jóvenes representativos del mismo motivo de dolor y oración. Por ejemplo, jóvenes sufrientes de Tierra Santa, o inmigrantes, o exdrogatictos, o chicos y chicas que sufren marginalidad, o de Ruanda y Burundi, o Haiti, o Sudán, o Japón, lugares todos ellos crucificados por las guerras, el hambre o los terremotos; o jóvenes parados y con empleo precario, o discapacitados (por cierto, una de las claves de la JMJ era el pabellón de los “capacitados para el amor”, muchos de ellos los tuvimos en el Teatro de Títeres, porque los trajeron los voluntarios a presenciar el concierto de la invidente ,Silvia Rodríguez); otros jóvenes que llevaron la cruz fueron los que trabajan contra el sida o lo padecen, y así hasta catorce.

Nosotros seguíamos la oración sentados en un bordillo de la acera, toda la plaza de Neptuno estaba llena de personas sentadas en el suelo, y los jardines del Paseo del Prado, y las entradas al Museo, todo lleno. Gente sentada haciendo un viacrucis imposible de seguir caminando. A Cibeles y a Colón no hay quien pueda llegar. Somos tantos que no se puede ir tras él. Lo seguimos con el corazón, la mente y el alma. Lo contemplamos en una de las macropantallas. Las avenidas céntricas de Madrid, si se mira el plano es fácil comprobarlo, forman una gran cruz. Mástil largo, Recoletos-Paseo del Prado. Travesaño, Calle de Alcalá. En el centro de Madrid, todo es una gran cruz. En el centro de España, la cruz. En el centro del mundo, una cruz hecha a base de peregrinos multicolores sentados en el suelo. Quien haya estado en su casa quizá lo habrá visto también en su pantalla. Aquí también miramos la pantalla. La diferencia es que alrededor uno está tocando brazos y rodillas y espaldas de personas de todo el mundo, cada uno siguiendo como buenamente puede las meditaciones y las oraciones. Algunos controlaban la FM, que en diversas bandas ofrecía traducción a sus idiomas, otros leían el librito del peregrino… Las respuestas a las oraciones sonaban en varios idiomas a la vez. Cuando había textos en latín casi era un alivio, porque así podíamos contestar todos al unísono. Es una explicitación de la mañana de Pentecostés. En la Iglesia se hablan todas las lenguas y todos nos comprendemos, más allá de la filología, gracias a un mismo sentir, un mismo Espíritu, una misma fe.

Pero algunos os lo estáis perdiendo, hermanos… No me refiero a los que lo seguís por la tele o la radio, que vosotros también estáis con Jesús en el Vía crucis… Sino a tantos indiferentes, católicos de estadística, no practicantes… Os quedasteis en casa, os fuisteis a la playa… Ay, los que preferís el tinto de verano y la paellita, porque eso sucede cualquier fin de semana… Ay, los que negáis al Espíritu y sus obras… Ay, los enteraíllos… Ay, amigos que coqueteáis con la disidencia eclesial, ay curas de los foros reivindicativos, ay progres intelectuales que marcáis el distanciamiento con la jerarquía, ay grupitos de cristianos autollamados de base, infalibles poseedores de la verdad, que estáis tan por encima de la base… Ay, los que habéis tirado papelitos criticando que Jesús no vivía de los impuestos, seguro que vuestra asociación vive de los impuestos municipales, autonómicos y del ministerio de bienestar social… Ay los que criticáis el costo y el sobrecosto, pero qué listos sois, primero que si se gasta demasiado, luego que si se gana demasiado, luego que si se podría mandar a Somalia… ¿Acaso tú te has gastado el dinero de tu viaje por Europa o de tu paella o de tus pegatinas en Somalia? Ya te digo yo que aquí se está haciendo más por los pobres del mundo que tú en tu sofá… Si aquí están misioneros de todo el planeta, congregaciones como Hijas d ela Caridad o Madres de los Desamparados, asociaciones como Ayuda a la Iglesia Necesitada, Manos Unidas, Cristianos sin fronteras, etc. etc. Si una de las cosas más importantes que hace cualquier ONG de ayuda en acción es concienciar y solicitar voluntarios y fondos, y aquí eso ocurre a borbotones… ¿Acaso te valdría de algo saber que el dinero de los CDs vendidos por tantos artistas va destinado a proyectos solidarios…? Ay, ay… También era más práctico y cómodo para los discípulos, los “concienciados”, en lugar de arriesgarse a seguir a Jesús, quedarse pescando en el lago, conservando sus posesiones y su sueldito, y charlar en la taberna sobre a- ver- si- viniera- el- Reino- por- fin- un- día –de- estos… Anda que no ha bregado Jesús con vosotros desde el principio, que si es lícito pagar impuestos, que si el sábado, que si los romanos, que si los fariseos, que si los saduceos, que si el dinero del perfume se podría haber gastado en los pobres, que cuál es la verdad, y bla bla bla… ¿Por qué no os venís por aquí, a rezar el vía crucis con las Hermanitas de la Cruz…? Quien está tan lleno de sí mismo no puede llenarse del Espíritu. Hay que vaciarse para poder ser colmado. Aquí estamos, vaciándonos físicamente, abriendo los oídos y la mente a lo que el Señor pueda querer decirnos, a lo que la Iglesia, Madre y Maestra, intenta enseñarnos… Que no somos perfectos, que no… Tan solo hemos venido porque hemos escuchad una llamada….Y ahora estamos aquí sentados, dignamente, en el suelo, venimos de todas partes, nosotros somos los que esperan, somos el resto del Pueblo de Dios, somos muchos aquí, pero pocos al regresar a casa, somos los anawim del siglo XXI, somos los pobres de Espíritu, somos los limpios de corazón, los que trabajan por la paz, los humildes y los mansos, los que lloran y sufren, los hambrientos y sedientos de justicia, los perseguidos por la causa de Jesucristo, estamos deseando contemplar la salvación del mundo, la luz que brilla en las tinieblas, no somos iguales, los hay tontos y rematadamente listos, de clase media y obrera, y sin empleo, algún empresario habrá, algún parado habrá, algún estudiante habrá, algún albañil habrá, alguno de izquierdas, alguno de derechas, apenas gritamos, más bien musitamos una oración, tenemos ideas muy distintas en economía, política, cultura, somos de todas las naciones de la tierra, no vamos contra nadie, a favor del amor, de la vida, de los pobres, de los que sufren, somos los herederos de la multitud que escuchó las bienaventuranzas en aquel monte, también entonces los bienpensantes estaban en contra, llevamos tres días pateando la ciudad, sudorosos y sedientos, pero no somos ovejas sin pastor, que tenemos uno, somos jóvenes sufrientes de todo el mundo que llevan la cruz, y sus animadores y monitores y acompañantes, compartimos esa cruz, oramos por ellos, oramos por nosotros, adquirimos fuerzas para combatir las cruces injustas, para cargar la nuestra y seguir a Jesús… Que no, que no hemos venido por el Papa, que nosotros y el Papa y los obispos hemos venido por Jesucristo… Tomado de la mano con Jesús yo voy, le sigo como oveja que encontró al Pastor… vía crucis en Madrid.


Continuará... No te pierdas el final.

1 comentario:

Redentoristas dijo...

Sí hombre!! que nos vamos a perder la última entrega...con lo que están disfrutando mis monjas con las aventuras del trovador. Es la lectura más amena que nos ha llegado al refectorio en muchos meses. ¡¡GRACIAS, TROVADOR!!