sábado, 27 de agosto de 2011

Un trovador en la JMJ, 2ª parte

San Juan de Ávila en la JMJ
Ya me he referido a los preparativos de nuestra actuación musical modo concierto. Lo curioso, y así son las cosas del Señor, es que en el mes de julio se pusieron en contacto conmigo los actuales rectores del Santuario de San Juan de Ávila en Montilla, los sacerdotes diocesanos José Almedina y Carlos Jesús Gallardo. San Juan de Ávila ha sido uno de los patronos de la JMJ. Os recuerdo que nosotros hicimos un CD, Por qué quema el fuego, sobre las cartas de san Juan de Ávila, editado por el santuario en 2009, cuando aún estaba en manos de los jesuitas. Pues bien, ellos querían que fuéramos a la JMJ con las reliquias de san Juan de Ávila, para participar en unas vigilias de adoración eucarística que se iban a hacer en las noches del martes 16 de agosto hasta el jueves 18. De hecho me pidieron que preparase los esquemas de las mismas. Se haría exposición del Santísimo, y estarían las reliquias. Todo ello iba a tener lugar, como así fue, en la Catedral Castrense. Yo, en mi ignorancia, ni siquiera sabía que existiera una cosa así como una “Catedral Castrense”. De hecho es una antigua Iglesia a pocos metros de la Catedral de la Almudena, en la Calle Mayor. En julio, les preparé los esquemas, centrando cada día en un aspecto de los que abarcan las obras del místico del siglo XVI, patrono del clero español: eucaristía, santidad y sacerdocio. La cosa iba a consistir en ratos de silencio con fragmentos de los escritos de san Juan y con algunas de nuestras canciones entremedias, aparte de la oración del Maestro Ávila. Esa propuesta abierta de esquema, con leves retoques de concreción, fue lo que los propios rectores aceptaron.
La tarde del día 15 de agosto, recibí un mensaje de parte de ellos en el que además me pedían que estuviéramos en la mañana del día 16 de agosto a las 10 a.m. Porque era el momento en que la expedición de la Diócesis de Córdoba, con el obispo a la cabeza, llegaba al templo, y querían hacer una especie de síntesis de las tres vigilias de adoración con los peregrinos. De modo que allí nos presentamos.
Antes que nada quisiera aclarar que siempre he sido desde joven antimilitarista, y uno de mis primeros “éxitos” de cantautor aficionado fue la Canción al soldado desconocido, de cuando me libré de la mili. Pero allí entrábamos nosotros, con nuestros hijos, en un templo castrense. Por voluntad de Dios, íbamos a cantar a Jesús Eucaristía junto a posibles signos militares. Perplejidad. Desde que nos dedicamos a la música de modo más profesional hemos tenido que asistir sorprendidos a estos cambios de esquemas. Como María, hay que callar y guardar estas cosas en el corazón, procurando evitar los prejuicios.
La verdad es que el templo estaba de bote en bote. Porque además de las reliquias de san Juan de Ávila, allí estaba el Cristo de la Buena Muerte, el de los Legionarios. ¡Vaya, otro cambio de esquemas! Supongo que muchos sabéis de mi distanciamiento de la Semana Santa de cofradías y procesiones, precisamente buscando vivir más radicalmente la Pascua del Señor. Pues ahí tienes en medio, a un metro, a este Cristo muerto en la cruz, impresionante.
Los actos se sucedían en este templo. De 10 a 11, los peregrinos cordobeses. Saludos al obispo en la sacristía. Otra sorpresa. Se confiesa como fan nuestro. Le encanta el disco de san Juan de Ávila y en concreto la canción de Todo Hermoso.
-“Esa no podéis dejar de cantarla, es buenísima” –me dice mientras se reviste.
-“Hombre, monseñor, es que la letra es de un santo y así no se puede fallar”.
-“Pero la música es tuya. Hay que darla a conocer mucho más”.
Salimos a la adoración. Cantamos Porque el fuego es fuego, Oh Dios Fuego que consumes y… cómo no, una versión extendida y coreada por todos, de Todo Hermoso. El obispo hace la breve homilía a partir de los cantos. Resalta la trayectoria vital de san Juan de Ávila. El fuego en el que ardió y se consumió. Como el joven rico, se acercó a Jesús, pero él sí lo vendió todo y se lo dio a los pobres. Destacó su experiencia de una año en la prisión de la Santa Inquisición, por una falsa denuncia, de allí surge su mística y su convicción de hacer la voluntad del Señor hasta el final. Su magisterio en la escuela sacerdotal. O en la Universidad que fundó en Baeza. Maestro de santos: san Juan de Dios, san Francisco de Borja, Fray Luis de Granada, Santa Teresa de Jesús, San Ignacio de Loyola… Realmente es un buen patrono para la JMJ. Uno de los gozos de esta JMJ es que el Papa, en la misa del sábado, con los seminaristas, dio la noticia de que será declarado Doctor de la Iglesia. Esta noticia se venía esperando desde que empezó el milenio. Qué gran gozo. Cuando uno pone música a un santo, para sacar quince canciones tiene que bucear en la obra, que poco a poco se va asimilando. Las letras cantadas también hacen que uno vivencie, al interpretarlas o escucharlas, la espiritualidad del santo. De todo ello resulta una actualización, un diálogo vivo con la cultura de nuestro tiempo. Además, las canciones, con su sencillez, quizá lleven a alguno a profundizar en la obra escrita, más bella, aunque más compleja. Comprobar junto a sus reliquias todo esto ha sido muy de agradecer. Y escuchar de la boca del pastor de la Iglesia Diocesana su gratitud por ello ha sido una gran alegría. Ver que los actuales rectores se sabían de memoria los cantos y que eran capaces de interpretarlos ellos solos nos hace comprobar que las canciones ya tienen vida propia, corta o larga no lo sabemos, pero sí vida independiente de su compositor. A eso es a lo que aspira uno, a diluirse en la voz del pueblo. Es cono si el propio san Juan de Ávila quisiera que participáramos de su gozo en el cielo, por poder seguir siendo Maestro de Santos.
Las otras vigilias, las nocturnas, tuvieron menos presencia. Durante todo el día, el templo había sido un continuo ir y venir de feligreses y militares que entraban para venerar la Imagen del Cristo de Mena, tumbado en medio del pasillo central, escoltado por varios legionarios. El pueblo llano necesita estas mediaciones. A veces se queda solo en ellas y no trasciende. Por eso es tan difícil educar catequéticamente la fe de los devotos de las cofradías. Muchos se quedaban en el Cristo. Solo algunos pasaban ante el Santísimo, junto a las reliquias de san Juan de Ávila. A las diez de la noche, quedamos como en el cielo, los justos [:)], para poder hacer la adoración. Los sacerdotes José y Carlos, ambos jovencísimos, ya contaban con ello. Nosotros también. El fervor fue mayor aún que si estuviera lleno el templo. La Catedral Castrense en la noche era el refugio de los peregrinos cansados y agotados. Entraban un ratito de la adoración, participaban de un canto o de una lectura, según les pillase la cosa, y luego seguían su camino. Algunas pocas personas sí permanecieron todo el tiempo. Voluntarios. Una amiga de Asturias que conocimos en Los Cabos. Una familia especialmente, matrimonio con dos hijas. Luego la mujer nos dijo que era de Almodóvar del Campo, la cuna de san Juan de Ávila, y que era descendiente de la familia del santo. Estaban emocionadísimos con los cantos y la vigilia. Pequeños regalos del Señor para los que aguantan en vela. Si eres fiel en lo poco, el Señor te encargará de más.
Las otras vigilias fueron similares. El jueves además se produjo grandísima aglomeración. Sacaban al Cristo de la Buena Muerte para llevarlo a donde el Vía Crucis, creo. Los madrileños han gozado con estas procesiones fuera de Semana Santa. El pueblo quiere estas cosas, su fe se expresa a través de ellas. Los militares estaban cómodos expresando su fe, los que la tienen. Hombres y mujeres jóvenes, un ejército renovado, coeducado, que no renuncia a sus signos externos de cristianismo, pero que tampoco los impone. Lo demás son problemas de los políticos que quieren hacernos vivir en una realidad laicista descarnada, todos envueltos en un laicismo de plástico que incomoda a los sencillos.
Pasaban cerca de la Puerta del Sol. Otra contradicción. Los presuntos pacifistas de la eterna acampada planteando conflictos. Los presuntos militaristas en procesión soportando en silencio los insultos. Jesús es signo de contradicción. Sus seguidores, si son coherentes, también. Unos, con Cristo, provocamos la contradicción; otros, con sus solas ideas, simplemente son contradictorios.
Nosotros permanecimos en el templo, con nuestra adoración a Jesús Eucaristía. Quietud. Soledad. Muy pocos ante Jesús, como en Getsemaní. ( “Velad y orad” ). Es más fácil la procesión. Muy sensorial. ( “Quedaos aquí conmigo” ). Los conciertos en las plazas son más alegres. ( “Estoy triste y angustiado” ). La gente prefiere las copas, la TV… ( “Despertad, ya es la hora” ). Oramos por los que no oran, creemos por los que no creen, adoramos por los que no adoran…. Somos pocos, pero el Señor está con nosotros. Quién podrá apartarnos del amor de Jesucristo. Oramos por los sacerdotes, junto a su patrono. Canción Sacerdote. También tiene vida propia. Algunos se la sabían, pero ignoraban que yo era el autor. Pienso que eso me gusta. La canción es para fortalecer en la misión a los sacerdotes. Algunos han caído, o están a punto de caer, entre nuestros cercanos. Necesitan que les expresemos el amor fraterno. Sacerdote, tan grande y tan pequeño… ¿Alguien se ha puesto ya a rezar por ellos?

Continuará…

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